Nuestra Bodega
De las más de 300 cuevas existentes dentro de las murallas de la medieval atalaya de Laguardia, Bodega El Fabulista es de las más grandes y especiales de todas ellas. Bajo el Palacio de los Samaniego, del siglo XVII, hogar donde nació y habitó el famoso fabulista Félix María Samaniego, nos encontramos con un rincón único y muy especial.
A siete metros de profundidad, encontramos los cuatro calados diferentes que conforman la actual bodega, donde todavía se siguen elaborando de forma tradicional los vinos de El Fabulista. Un recorrido que va desde la recepción y pisado de la uva en los lagos a pie de calle, la zona de elaboración, la zona de envejecimiento del vino y la zona donde se degusta el resultado del arduo trabajo realizado. Una experiencia única, en una bodega totalmente diferente en la que el espíritu del fabulista Félix María Samaniego está siempre presente.
Félix María Samaniego
(Laguardia, 1745 – id., 1801)
Félix María Samaniego es considerado el mejor de los fabulistas españoles. Perteneció a una familia noble de Laguardia y fue enviado a estudiar Derecho a la Universidad de Valladolid, donde permaneció dos años sin llegar a terminar la carrera. En un viaje de placer a Francia se entusiasmó con los Enciclopedistas, y se quedó mucho tiempo en tierras francesas. Allí se le contagió la inclinación a la crítica mordaz contra la política y la religión. A su regreso a España contrajo matrimonio con la vizcaína Manuela de Salcedo, perteneciente a una familia de alta alcurnia. Posteriormente, se estableció en Bergara, donde vivió con su tío abuelo el conde de Peñaforida, y participó en la fundación de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País.
Con la subida de los Borbones al poder se produjo un proceso centralizador que entró en litigio con las instituciones forales del País Vasco. Al complicarse la situación, en 1783 Samaniego fue comisionado por la provincia de Álava para que de una manera directa gestionara los problemas provinciales en la Corte, aunque también tramitó otros asuntos regionales y de la Vascongada. Defendió en la corte de Madrid derechos y mejoras en las comunicaciones en Rioja Alavesa y Álava.
En la capital, su actividad literaria fue intensa; asistió a reuniones y tertulias y gozó de la amistad de nobles y escritores. Participó en las polémicas teatrales de la época defendiendo el teatro neoclásico y la ideología ilustrada. Esta actividad cultural fue más exitosa que los progresos de las gestiones que le habían encargado. Tampoco llegó a buen puerto el plan de un Seminario para señoritas, que la Vascongada pretendía establecer en la ciudad de Vitoria.
En 1781 se publicaron en Valencia sus cinco primeros libros con el título de “Fábulas en verso castellano”, y en 1784 apareció en Madrid la versión definitiva, titulada “Fábulas morales” y formada por nueve libros con 157 fábulas. Para escribirlas se inspiró en fabulistas clásicos como Esopo y Fedro, y también en La Fontaine y J. Gay. Todas las fábulas destacan por su carácter didáctico, así como por su espontaneidad y gracia.
Escribió también una colección de poesía erótica de tono humorístico que se publicó por primera vez con el título de “El jardín de Venus”.
De nuevo en Bilbao, Félix María Samaniego volvió a llevar las riendas de su hacienda, bastante olvidada, y a frecuentar las antiguas amistades. En 1792 decidió llevar una vida más tranquila y se retiró a su villa natal, Laguardia. Dos sucesos rompieron su tranquilidad: por un lado, la invasión francesa del año 1793 que dejó malparadas sus posesiones guipuzcoanas; por otro, algunas poesías satíricas y licenciosas le valieron el principio de un proceso inquisitorial en 1793. El tribunal de Logroño llegó incluso a decretar la detención del autor. Samaniego evitó peores consecuencias gracias a la influencia de sus amistades en los altos niveles. Murió en Laguardia el 11 de agosto de 1801.